El diagnóstico médico se realiza durante la consulta, en la evaluación clínica y respondiendo cuestionarios que han sido validados como herramienta diagnóstica en todos los estudios científicos. Además, se complementa con un examen que indica cuantitativamente el estado actual de la erección de un paciente y lo ubica en una tabla de acuerdo a valores de velocidad de flujo sanguíneo, tal como se mide la presión o se valora la función cardíaca. Esto ayuda de manera precisa a identificar el grado de disfunción y el tiempo adecuado de tratamiento para cada paciente de manera individual. El examen, sirve para el seguimiento posterior, haciendo objetivo el resultado del tratamiento.

La erección anormal, es una alerta del daño de las arterias del cuerpo. Desde hace varios años se ha considerado a la disfunción eréctil un predictor precoz de infarto cardíaco (24 meses antes) y de infarto cerebral (37 meses antes). El estrés, las grasas (colesterol), la diabetes y otros factores, aceleran la velocidad con la que se daña el pene. El 53% de ecuatorianos mayores de 40 años tienen disfunción eréctil. El 25% con disfunción eréctil tienen menos de 40 años. Sin embargo, la disfunción transitoria afecta a todos los varones. Ésta es la que se presenta en un varón, no necesariamente enfermo, pero que sin atención adecuada podría evidenciar el inicio de una verdadera lesión de las arterias del pene. La mayoría de pacientes tardará más de dos años en admitir que padece de disfunción eréctil o atribuye el deterioro en su erección a un proceso natural de envejecimiento. Los médicos comúnmente indican pastillas para la erección como tratamiento para la disfunción. Un tercio de los pacientes que toman pastillas dejarán de tomarlas por los efectos adversos y un tercio de los pacientes no responderán a este tratamiento en las disfunciones mas severas. Las pastillas en ciertos casos, no son una cura a largo plazo. Es decir, que es necesario tomarlas diariamente por al menos un año, para lograr cierta rehabilitación en las arterias. En otros casos, favorecen la erección mientras se las toma sin que ocurra mejoría real en el tejido del pene.

Aproximadamente el 90% de pacientes con disfunción leve o transitoria, no tendrá que usar pastillas después del tratamiento con ondas de choque. Es muy importante resaltar que el efecto regenerador de las ondas de choque sobre los tejidos es universal. Es decir, que el efecto logrado en los tejidos del pene es para todos los varones sin importar si existe una disfunción establecida o no. El tratamiento mejora a los pacientes con una disfunción diagnosticada, pero al mismo tiempo revitaliza la erección de pacientes que no presentan una disfunción establecida, mejorando su autoestima y llevándolos a alcanzar una vida sexual plena como en su juventud temprana.