En el manual de clasificaciones CIE10 usado por los médicos en la consulta; la disfunción eréctil se llama aún “impotencia”. Este término se descartó hace mucho tiempo, puesto que no expresa lo que realmente ocurre. La disfunción eréctil (impotencia) no se considera una enfermedad, ni por la sociedad ni por los sistemas de salud pública o pre-pagada. En alguna ocasión, un agente de seguros nos comentó que la disfunción eréctil (impotencia) se considera un problema “estético” y por eso no es cubierta por los planes de salud. Los varones tardan en promedio dos años para llegar a una consulta de especialidad, pues al asociar la erección con la potencia masculina, el varón se siente avergonzado de consultar. La mitad de los pacientes con disfunción eréctil sufre de depresión.
Es un error considerar que los trastornos de la erección son normales con la edad. Cuando la erección no se presenta de manera saludable, suele ser la evidencia de una enfermedad arterial provocada por trastornos en las grasas, las hormonas, las fibras nerviosas y la emoción del individuo.
Ciertamente y desde hace más de diez años, la disfunción eréctil (impotencia) se ha considerado un factor predictivo para el infarto cardíaco. El 19% de varones con un daño cardíaco silente, ya tiene una disfunción eréctil. Del 43 al 60% de varones con un daño severo de la erección, tuvo un infarto cardíaco en los siguientes 24 meses. En consulta hemos observado que dos de cada tres pacientes con presión elevada, tiene una disfunción eréctil (impotencia). La diabetes se diagnosticó en el 13% de pacientes que consultó por disfunción eréctil y el colesterol mayor de 240mg/dl, cuadruplicó la posibilidad de padecer disfunción eréctil sin importar la edad.
Pero pensar que los jóvenes no la padecen; es un error aún más grande. En nuestra experiencia, el 19% de los varones menores de 40 años presenta una disfunción eréctil (impotencia). Un tercio de los pacientes con alteraciones en la erección, presentó el estrés como un factor común y el 70% fuma. El uso indiscriminado de anabólicos en los gimnasios, causa lesión de las arterias y de la actividad testicular provocando disfunción eréctil e infertilidad.
En conclusión, la disfunción eréctil (impotencia) es una evidencia precoz del daño cardiovascular. La automedicación y el temor, empeoran su pronóstico. Tratarla a tiempo, evita el diagnóstico de otras enfermedades.